jueves, 13 de diciembre de 2007

Play Back Studio - Boulevard Parque Arauco


Cuando uno tiene la oportunidad de salir a compartir un carrete con los amigos, existen aspectos que algunas veces e inconcientemente uno revisa antes de salir; hay plata o no, es lejos, cómo voy y me regreso, qué tengo que hacer mañana (para saber hasta qué hora es sano que me quede), quienes van conmigo y qué vamos a hacer, entre otras. Este restaurant de día y pub de noche, tiene muchas respuestas y algunos desaciertos a estas dudas existenciales.

Play Back de Parque Arauco es un lugar que te entrega esos minutos de fama, centro de mesa y atención que uno necesita para reconocerse socialmente y ante tus pares; y a pesar de que en su mayoría, no nacimos con el don del canto, me incluyo porque la última vez que canté, la luna se tornó de un rojo sangre y la gente comenzó a ver signos del apocalipsis en el cielo.

Comentario aparte, el soporte de audio y propuesta para el karaoke está muy bien montado, y queda claro que la clásica hoja con la letra es mucho más cómoda que estar persiguiendo las líneas en una pantalla.


En un ambiente muy agradable para todos, Play Back cuenta con una terraza, y sólo espacio interior para no fumadores, lo cual incomoda un poco a todos los viciosos como yo que deben pararse y salir a la terraza cada vez que quieran llenarse los pulmones de humo.

Volviendo a la razón que convoca estos humildes párrafos, los tragos de la noche describieron una tonada que carecía de coherencia y solidez, de esas que no gustan pero tampoco puedes sacártelas de la cabeza y terminan desesperándote.


Primero fue mi favorito, un Allegro de Long Island Iced Tea en Mi bemol; una presentación que se defendía sólo en la cristalería con una pequeña rodela de limón de pica en el borde, su perfume cítrico muy agradable no correspondía a lo amargo en boca de su sabor, muy poco hielo, los cuales se deshicieron antes de terminar la bebida. Los 4 mil 500 pesos que vale este trago no se ven reflejados en el producto final, por mucho que uno siempre está pagando la localidad, el barrio y otras cosas.


Luego pedí un Cosmopólitan, trago que, al igual que en otro lugar que visité, tenía jugo de frambuesa o un vodka saborizado con esa escencia, en sustitución del arándano, lo cual me lleva a pensar que, o las entidades internacionales están profundamente equivocadas, o tenemos una manera MUY especial de dejar nuestro sello de coctelería chilena. La copa de margarita tampoco ayudó mucho a la presentación tradicional de este famoso a nivel mundial; sin garnish, ni twist de limón... nada, el segundo Cosmopolitan más malo que he probado hasta la fecha (revisen las primeras visitas para encontrar a quién defende el título de campeón todavía).

Luego de este desagradable incidente, comencé a preguntarme si el problema era yo, así que aprobeche de hacer un pequeño focus group con las otras 8 personas que me acompañaban, algunos de ellos conocedores del mundo y otros no, unos cantantes, otros productores, unos locos y el resto también, muchos gustos diferentes y una sola respuesta que al unisono me hizo escuchar un trino de ángeles celestiales: "...el trago es pésimo...".

Habiendo recuperado mi confianza, cambiamos el trago y solicité un Mojito -los tragos anteriores no estaban en carta-, a lo que la garzona gentilmente me informó que no tenían ni Mojito ni caipirinha (en el eventual caso de que se me ocurriera pedir eso también). A mi gusto, que no tengas algún producto que estás ofreciendo en carta y que además te enteres de las inexistencias en la mitad de la velada es una falta a considerar.

Cuando vas a salir en la noche, uno se hace inconcientemente algunas preguntas para estar seguro de ciertas cosas, como ¿llevaré las llaves de la casa? o ¿llevo abrigo en caso de que haga frío?, pero como consumidores nos falta considerar algo... ¿estoy consumiendo exactamente lo que pedí?.

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