domingo, 16 de septiembre de 2007

Pub Barba Azul



A un par de cuadras de Padre Hurtado, se encuentra este local que emula un barco pirata, dando un toque pintoresco y agradable a las fachadas de la calle Vitacura. Tres amigos y yo tuvimos la genial ideal de ir a este pub, donde sólo la recepción y el Dj merecen salvarse de los siguientes párrafos.


Luego de leer por rato una carta doblada, sucia y a mal traer, concluímos que pediríamos un Long Island Iced Tea, un Daiquirí Frutilla, un Cosmopólitan y una cerveza. Acompañamos nuestros tragos con una tabla "Picoteo", la cual tiene el corage de estar compuesta de: empanaditas prefabricadas de queso, pollo salteado en océanos de aceite, nachos quemados en el borde y quesadillas de microondas, junto con un insípido guacamole y crema ácida. Cabe destacar que a pesar de que pedimos finger food, no había ningún cubierto u herramienta a nuestra disposición en la mesa donde apenas entraba la tabla y los vasos.

Pero regresemos al servicio; donde el garzón que nunca se identificó, después de traer las bebidas, huyó sin preguntar si eran de nuestra satisfacción los productos que habíamos solicitado. Luego de probar los tragos, llamamos a este tipo para decirle que habíamos encontrado que el Cosmopolitan tenía jugo de frambuesa en vez de arándanos como dicta la receta internacional, a lo cual el garzón tiene la valentía de replicar que sólo "en teoría" esto era así. Permítanme ayudarles con un poco de investigación: de las tantas organizaciones de bartenders o barman en el mundo, la International Bartending Asociation (IBA) y la Flair Bartending Asociation (FBA), son dos grandes entidades que congregan tanto personas, como conceptos vinculados a la coctelería, con el afán de estandarizar parámetros de medición. Para la IBA, es indiscutible que el Cosmopolitan tiene jugo de arándanos, "en teoría".

Respecto al Daiquirí, faltó un pequeño toque de limón (el cual también está comprobado con las recetas de la IBA), el Long Island Iced Tea, y al igual que la bebida anterior, presentaron falta de decoración y presentación (el pobre Daiquirí fue servido en un vaso largo o high ball con sólo una bombilla que acompañara su humilde imágen).

Cuando pedimos la segunda ronda, el Daiquirí llegó sin la presencia de ron y con un sabor cremoso que sólo pudimos atribuir a una juguera mal enjuagada, dicho producto fue cambiado de inmediato.

Sólo me faltó comenzar una pelea adentro del local para captar la atención de alguien que nos pudiera traer la cuenta, la cual dentro de todo estuvo al alcance del bolsillo de este humilde consumidor.

Rescato el hecho de que a pesar de todo, la buena compañía y una tranquila conversación puede hacer que un local que está dejado a la mano de quién sabe qué, se convierta en un lugar donde pasamos una noche agradable y simpática.

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